Carrera Civil:
El castillo será tu hogar. Desde él podrás organizar a tus ajetreados trabajadores para que produzcan materias primas tales como hierro, piedra y arcilla, necesarias para la construcción, así como el oro necesario para la fabricación de tesoros por parte de la carrera eclesiástica.
Con trabajo y esfuerzo, podrás aspirar a convertirte en el Alcalde de tu Ciudad, o en su Duque, o en el mismísimo Rey de tu Reino. O por qué no, en el Emperador del Sacro Imperio.
Pero recuerda que no serás autosuficiente, y siempre necesitarás de los eclesiásticos para salir adelante.
Es muy recomendable que si decides seguir la carrera civil elijas una ciudad con muchos religiosos por cada civil para así tener un mayor mercado local al que venderle los materiales de construcción que extraigas y fabriques.
Carrera Eclesiástica:
La abadía será tu hogar. Desde ella podrías organizar a tus ajetreados monjes para que produzcan materias primas tales como cera o miel, necesaria para la fabricación del preciado Hidromiel, Santa Bebida del Señor que aplaca los corazones y restaura las fuerzas. También podrás fabricar delicados trabajos de orfebrería que darán prestigio a quién pueda permitírselos mediante el oro recogido por civiles.
Con trabajo y esfuerzo, podrás aspirar a convertirte en el Obispo de tu ciudad, en uno de los Cardenales o incluso en el mismísimo Papa.
Pero recuerda que no serás autosuficiente, y siempre necesitarás de los civiles para salir adelante.
Es muy recomendable que si decides seguir la carrera eclesiástica elijas una ciudad con pocos religiosos por cada civil para así tener un mayor mercado local al que venderle el hidromiel y los tesoros que fabriques.
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